Todos nuestros sentidos (GUSTO, TACTO, OLFATO, OÍDO, VISTA, PROPIOCEPCIÓN, VESTIBULAR), son nuestra fuente de información, con cada uno de ellos recibimos estímulos de nuestro medio exterior, gracias a la función de nuestro cerebro toda la información recibida a través de nuestro sentidos, se integra para darle significado, formando un rompecabezas de ideas, conocimientos, habilidades y destrezas.
La integración sensorial es un modelo de intervención de la Terapia Ocupacional; la función de la integración sensorial es organizar toda la información recolectada por nuestros sentidos, dando al usuario la posibilidad de poder entender el contexto que lo rodea y lograr una respuesta adecuada a cada estímulo que presenta el mundo exterior. Al integrar adecuadamente todos los sentidos se logra un adecuado desarrollo motor, emocional y facilitará el proceso de aprendizaje.
¿Qué áreas se ven afectadas cuando hay problemas de integración sensorial?
Las dificultades que se pueden presentar con mayor frecuencia en los niños son las siguientes:
La terapia de integración sensorial puede ser útil para usuarios desde los 6 meses de vida y su objetivo principal es identificar las áreas afectadas y ofrecer un tratamiento que mejore el procesamiento de la información sensorial y con ello lograr una mejoría en las capacidades del usuario, ya sea para estudiar, jugar, lograr autonomía y/o relacionarse con los demás.
Los tres sistemas esenciales que nos permiten estar conectados con nuestro cuerpo son:
Sistema Táctil:
El sentido del tacto actúa como receptor de nuestra piel y nos permite detectar cambio de temperatura y experimentar dolor. Gracias a este sentido podemos reconocer formas y texturas.
Sistema Vestibular:
El sistema vestibular está compuesto por órganos sensoriales ubicados en el oído interno, gracias a este sistema el cuerpo puede realizar movimientos, ubicarse espacialmente, nos da balance y gravedad.
Sistema Propioceptivo
El sistema propioceptivo está compuesto por los ligamentos, músculos y articulaciones. Este sistema permite que la persona pueda guiar sus movimientos de brazos o piernas, nos permite correr, saltar, trepar, adoptar y mantener posturas y hacer cualquier clase de movimiento.
Es importante identificar si las dificultades del niño corresponden a problemas de integración sensorial para poder darle un tratamiento terapéutico adecuado. Un padre de familia puede guiarse si el niño no responde a estímulos sensoriales, si le cuesta trabajo tolerar diferentes texturas, no tolera ruidos altos, se incomoda con las marquillas o cierres de la ropa que usa o le es difícil consumir alimentos de diferentes texturas.
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